Mitos y Leyendas para Tontos.....(Caperucita Roja)

A veces las cosas vuelven sin que nadie las pida o siquiera las recuerde. Este es el caso de El Rata Para Todos, ya que cuando estaba aspirando mi habitación lo encontré tirado entre mis viejas revistas porno de la Coca Sarli.

Lamentablemente los griegos se extinguieron hace 20 años y dejaron de escribir sus maravillosos mitos y leyendas, pero no temais, pues afortunadamente existen muchas más historias que merecen ser contadas.
Tal es el caso de la historia de Caperucita Roja, un cuento que se le transmite a los niños para infundirles el miedo a meterse en la parte honda de las piletas de natación.

Caperucita Roja


Caperucita era un adolescente incomprendida que vivía con su madre soltera en las afueras de la ciudad. Como toda adolescente se la pasaba todo el día en su cuarto usando Facebook y escuchando Goth metal. Pero su madre, que tenía las bolas hinchadas de que su hija estuviera siempre en la casa y no le diera la posibilidad de estar a solas con su chongos, un día le aconsejó que visitara a su abuelita que vivía en la loma del orto en el medio del bosque.

A Caperucita no le interesaba en lo más mínimo visitar a la vieja flatulenta con Alzheimer que lo único que hace es balancearse en su mecedora y pedir que vuelvan que los milicos, pero como su madre amenazó con contarle internet si no lo hacía tuvo que acceder de mala gana. Para empeorar aún más las cosas, el día estaba más negro que hemorroides del Negro Oro, así que tuvo que ponerse su vieja capucha roja.
Antes de salir, su madre le advirtió que si se cruzaba con algún degenerado en el camino que le gritara groserías de índole de "Con esa cola te invito a cagar a casa" o "Con ese roquefort, sabes como te unto este apio mami!", no les hiciera caso, ya que la mayoría son pajeros maricones pitos cortos.

Y así, Caperucita salió para el bosque a visitar a la vieja de mierda. En el camino paró dos veces a echarse un garco, que luego fotografió con su Samsung Galaxy S3 y subió a Facebook con Instagram.
Pero lo que la niña no había advertido es que durante todo el trayecto un lobo calentón la estaba siguiendo y tocándose detrás de los arbustos. Cuando vio que Caperucita estaba sacando su GPS, ya que no tenía la más puta idea de donde quedaba la casa de la abuelita, el lobo aprovechó para acercarse y decirle que si buscaba la cabaña de la vieja debía tomar el camino de la derecha, ya que era el más corto.
Cuando Caperucita le preguntó como conocía a su abuela, el lobo le confesó que la vieja era tremenda fiestera y que todo el bosque conocía su casa, ya que todos los Miércoles por la noche, la octogenaria armaba altas fiestas en las que todos terminaban merqueados y dados vuelta como una media. En la última fiesta, Blancanieves terminó enfiestada con los siete enanos, Pulgarcito, Hansel, Gretel y con todo el elenco del musical de la Bella y la Bestia.
Una vez que Caperucita hubiese tomado el camino de la derecha, el lobo tomó el de la izquierda, que era en realidad el más rápido para llegar a la casa de la abuelita.

Una vez allí, el lobo encontró a la vieja muerta en la bañadera, pasada de antidepresivos. Al advertir que Caperucita ya se estaba acercando a la cabaña, comenzó a desesperarse ya que seguramente lo culparían de la muerte de la anciana drogona. Tampoco podía explicar que solo había ido a la casa de la abuelita a buscar la pasta base que la vieja le había conseguido, así que decidió esconder el cuerpo y disfrazarse como ella hasta que Caperucita se fuera sin que sospeche nada.
Una vez que la niña entró en la cabaña, encontró a su abuela durmiendo en la cama. Como no tenía ganas de quedarse ni un minuto más de lo necesario, fue a despertarla para saludarla y así poder volver a su casa. Pero al verle la cara, algo le llamó la atención.

Caperucita: Abuelita, no me acordaba que tenías los bigotes tan largos y cardosos. De hecho no me acordaba que tenias tantos pelos en la cara...

Lobo: Es que perdí mi afeitadora y al chino de la vuelta no le llegan los repuestos de Gillette.

Caperucita: Ah...tampoco me acordaba que tenias orejas y hocico de perro.

Lobo: Eeeemmmm....

Caperucita: Y tampoco recuerdo que tuvieras ese pedazo de porong...

Lobo: BUENO CAPERUCITA! Creo que ya me agarró sueño de nuevo. Gracias por visitarme, pero ahora me voy a dormir de nuevo!

Debido a que la joven tampoco quería seguir conversando con la vieja, no siguió indagando sobre el aspecto de la anciana y se encaminó hacia la puerta, pero de pronto se detuvo. El lobo advirtió que la niña se agachaba a levantar algo del piso, y se sobresalto al darse cuenta que Caperucita estaba a punto de levantar la bolsa con su pasta base que la vieja le iba a entregar antes de que la encontrara muerta!!!
Saltó de la cama y le arrebató la bolsa de las manos a Caperucita. Al ver la cara de susto que puso la joven, el lobo tuvo que explicar que en realidad en esa bolsa estaba la medicación que necesitaba, pero como Caperucita seguía desconfiada y estaba empezando a sospechar que algo no andaba bien, el lobo ingirió la bolsa completa de un kilo de pasta base.
Lo que siguió a continuación quedó grabada en la memoria de la joven como uno de los momentos más traumáticos de su vida. El lobo comenzó a expulsar espuma blanca de la boca, los ojos se le hincharon y le saltaron de las órbitas, y la panza comenzó a inflarse hasta que explotó, esparciendo sangre y tripas por toda la cabaña.
Afortunadamente Caperucita reaccionó con rapidez y pudo sacar su celular y grabar toda la escena para luego subirla a Youtube.

Epílogo

_Caperucita volvió a su casa y se anotó en un convento de monjas.
_El cazador estaba de vacaciones y nunca se enteró de lo que pasó.
_La abuelita se despertó dos días después de su sobredosis de pastillas y al ver su casa llena de tripas y drogas esparcidas por todos lados, murió de un infarto. Los medios culparon a Clarin de lo sucedido.
_La foto del garco de Caperucita recibió 50.000 likes en Facebook y fundó su propia red social en la que todos pueden subir fotos con cara de culo.



Y así concluye esta historia clásica que nunca pasa de moda. La moraleja que nos deja es que el exceso de merca no es recomendable, a menos que uno tenga una receta médica. En ese caso está todo bieeeeeeeeeeeeeeen!!!

El Rata

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